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Jóvenes, IA y la búsqueda de sentido emocional

 

El 17 de agosto, mientras cambiaba de canal, escuché de manera casual un fragmento del telediario. Una joven declaraba: “Es más barato que pagar a un psicólogo, y me ayuda”. Hablaba sobre cómo muchos recurren a la Inteligencia Artificial (IA) para expresar sus emociones, buscando orientación rápida y económica. En la misma pieza, una psicóloga afirmaba que la IA nunca podría reemplazar la consulta profesional.

No suelo ver noticias, y fue pura coincidencia toparme con este debate. Pero, desde mi experiencia como terapeuta, me invita a reflexionar: ¿realmente los protocolos clínicos tradicionales capturan la complejidad de lo que nos ocurre? ¿Es suficiente acudir a un psicólogo, o necesitamos otra forma de entender la salud emocional?

 

La psicología convencional: protocolos que a veces no bastan

 

No comparto la visión de que la psicología convencional sea siempre la vía correcta. Muchos de mis clientes llegan a consulta después de años de terapia tradicional: protocolos repetidos, diagnósticos interminables, y la sensación de estar “etiquetados” pero no transformados. La psicología clínica tiene su lugar, especialmente en casos de trastornos claros como la ansiedad generalizada, el trastorno obsesivo-compulsivo o el trastorno de estrés postraumático, pero no siempre alcanza la raíz de lo que ocurre.

Somos mucho más que un diagnóstico. Somos cuerpo/materia, mente, alma/conciencia y energía. Y cuando algo se repite en nuestra vida —ya sea ansiedad, dolor físico, conflictos de pareja o sensación de vacío— muchas veces la explicación está en campos que la psicología tradicional apenas roza. Muchos psiquiatras reconocen que los protocolos basados en manuales y el DSM-5 son insuficientes; por ejemplo, el Dr. Allen Frances, quien dirigió la elaboración del DSM-IV, ha expresado críticas hacia el DSM-5, advirtiendo sobre la medicalización excesiva de comportamientos normales y la falta de evidencia científica en algunos diagnósticos.

 

La ventaja de la IA: información y neutralidad

 

La IA no engaña. Responde con base en información recogida de miles de textos, estudios y experiencias clínicas disponibles en la red y literatura especializada. Procesa conocimiento y lo devuelve de forma inmediata y sin juicios. Para alguien que necesita orientación rápida, un espacio de desahogo o un punto de partida, puede ser un recurso valioso.

Además, para muchos jóvenes, hablar con una IA ofrece un sentido de confidencialidad y ausencia de prejuicio que a veces no encuentran ni en su entorno ni en la consulta tradicional.

 

La limitación: no sabemos lo que nos pasa

 

Aquí aparece el gran punto: lo que creemos que nos pasa, no es lo que realmente ocurre. La mayoría de las veces no sabemos con precisión lo que nos ocurre. Creamos nuestra pregunta basada en suposiciones, y la IA responde a eso, no a la raíz de nuestro malestar. La calidad de la pregunta determina la utilidad de la respuesta.

Esto sucede también en terapia: muchas personas llegan diciendo “ya sé lo que me pasa”, pero el trabajo profundo revela que la raíz era otra. La IA puede ser un primer paso neutral, un espejo que ayuda a poner palabras a lo que sentimos, pero el síntoma es solo la punta del iceberg. La raíz de nuestro malestar —lazos invisibles, lealtades familiares, pactos y fragmentaciones del alma— no se manifiesta de forma literal ni directa.

 

La visión holística: somos un todo

 

Desde una mirada holística entendemos que no somos solo biología ni solo mente. En nosotros habitan:

    • Lazos inconscientes de nuestro linaje familiar: lealtades invisibles que nos atan a destinos que no son nuestros.

    • Pactos del alma: compromisos asumidos en planos profundos que condicionan nuestra experiencia de vida.

    • Memorias transgeneracionales: traumas heredados que siguen manifestándose hasta que alguien los hace conscientes.

    • Fragmentación del alma: partes de nosotros que quedaron atrapadas en un trauma y que esperan ser reintegradas.

    • Influencia del campo de condicionamiento y mente base: un campo energético-informacional que rodea nuestra mente y condiciona nuestra percepción. Está formado por creencias, juicios, desvalorizaciones y patrones ajenos, muchos de ellos arraigados en el inconsciente colectivo. Según Víctor Ayala y los Tres Guías, lo que ellos denominan “casco periférico” describe una dinámica muy similar: un filtro que limita el pensamiento libre, refuerza ideas que no son propias y nos mantiene en la repetición de patrones aprendidos.

      • En contraste, la mente base representa nuestra esencia: la conexión con la voz interna, la conciencia y lo que verdaderamente somos. Distinguir entre lo que surge de nuestra autenticidad y lo que proviene del entorno o de generaciones anteriores nos permite recuperar autonomía emocional, mental y energética, y es clave para trascender los síntomas y abrir la puerta a una transformación profunda.

    • Influencias sutiles y energéticas: lo que la ciencia explora en epigenética, física cuántica y neurociencia de la consciencia.

 

Más allá de psicólogos e IA: la necesidad de un nuevo paradigma

 

La verdadera transformación ocurre cuando integramos lo que somos en totalidad. Acompañar al ser humano en todas sus dimensiones va más allá de protocolos rígidos o respuestas automáticas. Disciplinas como Mindfulness (avalado por cientos de estudios clínicos), constelaciones familiares, terapia transgeneracional, canalización, respiración consciente, bioenergética, terapia emocional integrativa, prácticas de integración energética y cuántica, y psicoespiritualidad permiten desatar los nudos invisibles que sostienen nuestros síntomas y facilitan un despertar profundo de la conciencia.

Estas prácticas buscan reconectar con la supraconciencia, integrar cuerpo/materia, mente, alma/conciencia y energía, y acceder a estados donde la inteligencia emocional, la memoria celular y los patrones transgeneracionales pueden transformarse. La ciencia contemporánea comienza a ofrecer puentes entre espiritualidad y conocimiento científico: la epigenética, con autores como el Dr. Bruce Lipton, muestra cómo los pensamientos y el entorno influyen en la expresión genética; la neurociencia de la consciencia, con investigadores como el Dr. Antonio Damasio, explora cómo las emociones y la mente conforman la identidad; y los estudios sobre experiencias cercanas a la muerte (ECM) —investigados por médicos como el Dr. Raymond Moody y el Dr. Eben Alexander— apuntan a que la conciencia trasciende al cerebro.

 

Mi experiencia: desde el síntoma hasta la raíz

 

“Muchas veces lo que creemos que nos sucede no es la raíz de lo que realmente ocurre”.

Os comparto mi experiencia: recibí hace un par de meses, un diagnóstico médico claro —un Neuroma de Morton, que provoca un dolor intenso en el pie al caminar—. En aquel momento me ofrecieron la cirugía como única solución, pero decidí no abordarlo únicamente desde lo físico. Al profundizar en un trabajo interior, comprendí que ese dolor estaba simbólicamente ligado a una decisión vital: la dirección que estaba tomando en mi vida no era la correcta, y mi cuerpo lo expresó en el pie. Al descubrir la verdadera raíz del problema, el neuroma desapareció… sin cirugía.

“Desde lo que pensamos que nos pasa hasta la raíz de lo que verdaderamente es, he podido constatar a lo largo de mi experiencia profesional que existen muchas capas.”

El fenómeno de que tantos jóvenes busquen apoyo en la IA no es casualidad: es un síntoma social de que necesitamos otras formas de escucha y sanación, que honren nuestra historia, nuestras raíces y nuestra alma.

 

El riesgo real

 

El riesgo no está en usar la IA, sino en creer que eso basta. La IA puede abrir la puerta, ofrecer orientación o reflejar información, pero el viaje a la raíz requiere un acompañante humano entrenado en escuchar lo inconsciente, lo emocional y lo energético.

Pregúntate:
👉 ¿Estás seguro/a de que la pregunta que haces a la IA refleja en su totalidad lo que te ocurre?
Si no lo estás —y casi nunca lo estamos— ahí comienza la necesidad de la terapia.

 

La labor del terapeuta: acompañar más allá de lo evidente

 

Mi trabajo no sigue protocolos rígidos ni busca soluciones prefabricadas. Mi labor consiste en percibir lo que hay más allá de lo que se dice, acompañar al consultante a explorar lo que se manifiesta superficialmente y ayudar a que emerja una comprensión profunda de cuerpo/materia, mente, alma/conciencia y energía. No se trata de vender respuestas, sino de sostener un espacio donde la persona pueda mirarse con honestidad y profundidad, encontrando sus propias claves para integrar lo que emerge.

 

Conclusión

 

No se trata de elegir entre IA o psicólogo. Estamos entrando en un tiempo donde la conciencia colectiva pide más. Pide una visión holística que vaya más allá del síntoma para llegar a la raíz.

La IA puede acompañar, la psicología puede aliviar, pero lo humano, lo integral, es lo que transforma de raíz. «La verdadera transformación surge cuando alguien te acompaña a mirar más allá de lo que crees que sabes de ti mismo». Esto nos invita a recordar que lo que se manifiesta en ti no siempre nace en ti, sino que puede ser un eco de tu linaje, de tus pactos, de tu alma. Solo al mirar ahí, con acompañamiento profundo, comienza la verdadera liberación.

En un mundo donde la información está al alcance de todos, la pregunta más importante es: ¿lo que preguntas refleja realmente lo que te ocurre? Y si no, ¿Quién puede ayudarte a descubrirlo? Ahí es donde entra la mirada integral, humana y profunda, que busca la raíz, no solo la superficie.

 

 

 

Psicoterapeuta integrativa · Canal · Acompañante en procesos de despertar y reconexión.  
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