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¿Tienes la sensación de ir dando tumbos?

¿No tienes claro el rombo que estás tomando?

¿Crees que te has desviado de la dirección que quiere?

Todo esto sucede cuando sentimos que vamos como sin rumbo, no tenemos claro a dónde queremos ir y si lo tenemos, no sabemos cómo llegar. Por lo que vamos según nos va llevando la corriente o según se nos ilumina ese día ir.

No somos capaces de pensar más allá de unos pocos días y el hecho de pensar un poco más lejos nos agobia. Todo nos provoca dudas, nos lo cuestionamos todo e incluso llegamos a cuestionarnos si estamos siguiendo un camino elegido o solo nos dejamos llevar.

Pues sí, esta es la realidad de ir dando tumbos y es tan peligrosa como puedes estar imaginándote.

En la vida de una persona es normal que pasemos por una racha así. Algunos les sucede antes y a otros después. No somos seres perfectos y no podemos estar los 80 años de media que vivimos en un estado de continua y estable armonía…eso que se lo cuenten a otros. Solo sucede si desde que naces todo lo que te rodea es monótono y sin cambios…imposible en la era que vivimos y si sucede, demasiado aburrido ¿no?

Pero claro, el que pueda entenderse que suceda no implica que tengas permiso para quedarte en un estado así largo tiempo, ¡es perjudicial!. Dejas de vivir, dejas de decidir.

  1. Conocete a ti mismo. Cómo eres, lo que te gusta, lo que no. Tus dones y habilidades, tus flaquezas.
  2. Abre todo tu abanico de posibilidades. Todas las cosas que puedes hacer y todo lo que te gustaría hacer.
  3. Comienza a decidir qué caminos tomarás…o al menos los que no vas a recorrer.
  4. Date permiso para cambiar de camino. Si decidiste ir por uno que ya no te convence, puedes cambiar… se trata de tu vida y sólo tú decides (con responsabilidad, claro)
  5. Comienza a pensar en tu futuro ideal. Dale forma en tu mente. Cuando seas capaz de verlo como algo posible podrás construir el mapa con los caminos que te llevarán a él.

Al final se trata de qué desaparezca la sensación de ir dando tumbos, sólo lo conseguiremos decidiendo un destino a dónde ir que nos emocione y veamos posible.

Cuéntanos:

  • ¿Sientes que vas sin rumbo?
  • ¿Quieres saber si estás siguiendo tu propio camino?
  • ¿Cuestionas constantemente lo que estás haciendo con tu vida?
  • ¿Quieres coger el timón de una vez por todas?